nieve

jueves, 6 de junio de 2019

Abrázame, que no puedo más.

Maldito miedo, que me hace huir una vez tras otra sin mirar atrás, sabiendo que por mucha distancia que ponga, el alma no para de llorar.

Y es que a trozos me hallo sin saberme reparar, por ese miedo impuesto, ilógico lleno de pura electricidad. Una energía inexplicable que nos une al mismo compás y hace que nos sintamos uno a pesar de naufragar.

Intento razonar y calmarme, más no lo consigo cuando no estás, tiemblo, me ansío y desorientó porque eres y serás el mapa que me lleva a cualquier lugar. Aquel que nos hace libres sin noción de tiempo. Ni horas que nos dicten cuando acabar.

Sin ti perdí el norte, todo lo que creí encontrar y sé que la culpa sólo es mía por no dejarme llevar por la mera casualidad.

Ven, abrázame, que no puedo más, rompe mis miedos y compón esos trozos que perdidos están y no sé buscar.

Necesito sentir tu presencia, aunque en letanía siempre estás en tu mirar. Marcando nuestros latidos al unísono entre suspiros, silencios y complicidad sin igual.

Jamás entenderé esta fuerza por mucho que la quiera explicar, pero tampoco haré por hacerlo porque sé que imposible será.

Ven, abrázame que no puedo más, abrígame con tu cuerpo, susurrame al oído y calma mi malestar.

Ahuyenta los demonios que no se quieren despegar de esta sombra sin final y lléname de esa ternura aunque te cueste expresar.

Este es un grito de auxilio que a los ecos de los recuerdos irá, pues no vendrás a mi llamada, tarde es para reaccionar. Sólo me queda soñar despierto con lo que pudo ser y no será y decirte que te quiero aunque mis miedos ganaron al huir una vez más.

Molinos de viento

A veces quisiera desaparecer, poder perderme en mi taza de café. A veces quisiera ya no más creer; que Dios me prive de mi propia fe. Dicen ...