nieve

viernes, 9 de noviembre de 2018

Rellenar huecos

Y vas de nuevo a ese estado que no es nada extraño, cada mes, cada semana, una nueva cara, un nuevo cuerpo, pero la misma sensación de vacío se mantiene.
¿Sigues sin entenderlo o es que te da igual saberlo?
No, ninguno de ellos va a hacer lo que tú por ti misma no puedes; dices intentar y que lo logras, pero muy en el fondo sabes que no lo conseguirás.
No te van a sacar de tu soledad, al contrario, te hacen sentir peor, y lo sabes, cada uno a su modo te hace sentir menos de lo que tu misma te sientes.
Te acabas cigarro tras cigarro malgastando el tiempo en esperar a que alguno te quiera.
Llenas el vacío de uno con el cuerpo del otro y viceversa, y cuando ninguno es suficiente recurres a perderte entre tus peores vicios.
Les escribes aquello que no puedes decir, todo eso que incluso te cuesta sentir por miedo.
Te ahogas en alcohol para olvidar, pero sabes que el despertar siempre es duro, te sientes fatal por ellos, por tu vacío que jamás se llena y por el camino que tomas cada que sientes la necesidad.
No es culpa de ninguno, solo tuya que no te sabes valorar, no te quieres aceptar y mucho menos amar.
Es más fácil destruirse en todo sentido que cambiar, que darte cuenta que no necesitas nada de eso para mejorar.
O tal vez lo sabes pero te da igual.
Pasas días, noches y tardes enteras pensando más de lo que deberías. Te preguntas el por qué ninguno te quiere, por qué solo eres el pasatiempo.
Pero como exigir amor, si ni siquiera sabes darlo.
Dependiente, impulsiva y conflictiva.
Ojalá lo entendieras, pero te rehusas a cambiar.
¿Cuál es el límite al que quieres llegar; tú, pequeña chiquilla ansiosa del amor que no puedes dar?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Molinos de viento

A veces quisiera desaparecer, poder perderme en mi taza de café. A veces quisiera ya no más creer; que Dios me prive de mi propia fe. Dicen ...